dc.description.abstract | No es un secreto que en Ecuador no vivimos nuestro mejor momento económico, arrastramos una pesada cadena de deudas nacionales e internacionales que entre sus víctimas y heridos ya tiene a sus espaldas al deporte y los deportistas; a modo de ilustración, la reducción del aporte estatal al deporte cuantifica cerca de cuarenta y dos millones de dólares en apenas cinco años, lo que equivale a cerca del treinta y cinco por ciento del presupuesto otorgado en el 2015, y que, a pesar de que enfrentábamos un año olímpico, ha sembrado desde ya una necesidad de financiamiento propio e independiente a las entidades deportivas para poderle dar cara a los objetivos deportivos. No es afán ni deseo de este autor describir un cuadro desalentador del deporte ecuatoriano, sino más bien, compartir las circunstancias y necesidades que hoy vive el deporte en el Ecuador, la esperanza de un mejor escenario a través de una nueva ley del deporte y las pocas luces que se avizoran al final del túnel; por supuesto, las expresiones vertidas en este artículo son de total responsabilidad del autor, como lo serán también las conclusiones que le queda al lector. | es |